miércoles, 28 de diciembre de 2011

Mis animales de compañía: introducción






Diciembre de 2011





 En esta sección os vamos a enseñar a nuestros animales de compañía, cómo se llaman, qué comen, qué hacen, etc.




Los  alumnos de 6º A

Mis animales de compañía



¡Hola, amigos! 

Estas dos  gatas son mis amigas y os las voy a presentar:

Se llaman: Yura y Tais.

Yura tiene tres años, es una gata rusa azul y le gusta mucho jugar con el ratón de plástico. Come pienso y le gusta mucho el jamón de york.

Tais tiene un año, es  una gata rusa azul,
  también le gusta jugar  con el ratón. Come pienso y le gusta comer de todo.

¿A que son muy bonitas? Ya os contaré más cosas de ellas.

Athenea, de 6º A

martes, 20 de diciembre de 2011

Ave Fénix



Ave Fénix

Es un ave mitológico de tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se trata de un ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. Según algunos mitos, vivía en una región que comprendía la zona del Oriente medio y la India llegando hasta Egipto, en el norte de África. Muy presente en la poesía árabe.



Mito


Según la leyenda cristianizada, el ave Fénix vivía en el Jardín del Paraíso y anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró surgió una chispa que prendió el nido del Fénix, haciendo que ardieran éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.

Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años.


El mito del ave Fénix alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de supervivencia en el más allá pues el Fénix muere para renacer con toda su gloria.

Fue citado por los sacerdotes egipcios de Hellópollos, el griego Heródoto, los escritores latinos Plinio el Viejo, Luciano, Ovidio, Séneca y Claudio Claudiano y los cristianos Pablo de Tarso, el Papa Clemente de Roma, Ambrosio. En el Antiguo Egipto se le denominaba Bennu y fue asociado a las crecidas del Nilo, a la resurrección y al Sol.

El Fénix ha sido un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación y la inmortalidad. Según el mito, poseía varios dones, como la virtud de que sus lágrimas fueran curativas.
Deniss Nikulin, 6º A. 20 de diciembre de 2011




Luis y el reloj de la clase



Luis y el reloj de la clase
Érase una vez un niño que se se llamaba Luis.
Un día normal y corriente, Luis se levantó y se fue al colegio CEIP Virgen de Belén.
Ese día trabajaron el área de Lengua. La tutora Sofía les estaba enseñando los verbos y Luis como era muy listo se sabía los verbos muy bien. A él no le gustaba el colegio pero le gustaba aprender cosas nuevas.
Cuando terminaron Lengua, empezaron a trabajar Mates. La tutora les puso un examen de fracciones y él sabía que sacaría un 10. Y así todo el día hasta que, de pronto, tocó el timbre para salir al recreo. Luis se fue  a la biblioteca a leer. Le encantaba mucho leer, sobre todo libros de aventuras. Al terminar el recreo dieron Inglés y Religión. Luis miró el reloj y dijo:
  • ¡Sólo son las 12:50! ¡Qué lento va el tiempo! Terminó el recreo a las 13:30 y sólo han pasado veinte minutos y eso que ya hemos dado dos asignaturas.
Luis pensó que algo raro estaba pasando, que había gato encerrado, así que lo consultó con sus compañeros y fueron a preguntarle a la tutora. La tutora se quedó extrañada por la pregunta, pero les contestó:
_ Es que atraso el reloj cada dos por tres para tener más tiempo y así puedo explicar más y vosotros aprender más conceptos. Ja, ja, ja..
En ese momento sonó la sirena que indicaba que eran las dos de la tarde. 
¿Qué había pasado?
Muy sencillo: el reloj de Luis se había parado, la tutora les gastó una broma porque se había dado cuenta de lo que pasaba.
  Los alumnos se hartaron de reír y felices se fueron a comer, unos al comedor y otros a su casa.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Deniss Nikulin, alumno de 6º A
20 de diciembre 2011

domingo, 11 de diciembre de 2011

El fantasmita Caspy


    El fantasmita Caspy                           
       Era un día nublado y gris cuando Claudia se dirigía al colegio como todos los días, aunque hoy no fue por el mismo camino que siempre
    Claudia decidió esta vez ir por la calle de la antigua casa encantada, que así era conocida por todos los habitantes del pueblo.
    Un día, cuando Claudia era más pequeña, su abuela le contó una historia de terror que sucedió en la casa encantada. Al final de la historia la abuela le dijo:
- Claudia, ten mucho cuidado al pasar por delante de la casa encantada y nunca mires por la mirilla de la puerta.
    Claudia se quedó muy pensativa después de escuchar aquella historia de fantasmas de la casa encantada, pero, sin embargo, había algo dentro de ella que le decía que debía comprobar si era verdad que en aquella casa vivían unos malvados fantasmas, pues Claudia era muy curiosa, así que hoy Claudia emprendió su camino al colegio por el camino donde se encontraba la casa encantada.
    Al pasar por delante de la casa recordó las palabras de su abuela, aunque decidió no hacerle caso y miró por la mirilla de la enorme vieja puerta de madera, pero no conseguía ver nada.
    Durante un buen rato, Claudia estuvo mirando la casa encantada, las ventanas, las cuales estaban llenas de polvo, aunque algunos de ellos tenían un círculo del cristal totalmente limpio, como si alguien lo hubiera limpiado para poder ver la calle. Además, los barrotes de hierro de las ventanas estaban oxidados  y algunos de ellos no estaban en su sitio así que Claudia tuvo una idea.
Aún tenía tiempo para llegar a clase así que decidió entrar por una de las ventanas que se encontraban medio abiertas para ver qué había dentro de la casa encantada.
La verdad es que Claudia estaba asustada, pues si era cierta la historia de aquella casa, podría estar en peligrosin embargo, se armó de valentía y entró en la casa encantada.
De repente, escuchó un golpe, como si una puerta se  hubiera cerrado. Claudia se encontraba en un gran salón, lleno de muebles antiguos cubiertos por una gran capa de polvo. Decidió salir al pasillo y, justo allí, se encontró con Caspy, el fantasma de la casa encantada.
Claudia se quedó paralizada, no podía moverse del miedo que tenía al ver aquel fantasma dar vueltas alrededor suya. Entonces, Caspy le dijo:
- Hola, no tengas miedo, no voy a hacerte nada.
Claudia no le salía ni una sola palabra, estaba muy muy asustada
Caspy se dio cuenta y decidió hacer algo para que la niña no tuviera miedo, así que empezó a dar vueltas y a darse golpes contra las paredes.
- ¡Ay!! No sabía que la pared estaba ahí“, decía Caspy sin parar de hacer gracias.
Claudia empezó a reírse sin parar, y el miedo empezó a desaparecer.
  • Ja, ja, ja, cuidado con la pared que te volverás a chocar, decía Claudia.
- Entonces, ¿no eres un fantasma malo que va a por las personas que se acercan a la casa encantada?, le preguntó Claudia al fantasma.
- ¡Qué va! Yo soy un fantasma bueno y soy el encargado de cuidar de la casa, le respondió Caspy.
- ¿Y por qué dice la gente que los fantasmas sois malos?, preguntó Claudia muy intrigada.
- Pues porque la gente piensa que todos los fantasmas somos iguales, pero hay de todo, buenos, malos, altos, bajos…, respondió Caspy.
De repente, el reloj de salón de la casa encantada dio las campanadas.
- Tengo que irme fantasma, voy a llegar tarde al colegio,  ¿puedo venir otro día a verte?, preguntó Claudia.
- Claro que sí, pero no le cuentes a nadie que me has visto, es un secreto entre y yo, ¿vale?, le respondió Caspy, el fantasma.
Así fue como Claudia comprobó que la historia de terror que había sobre la casa encantada era falsa, y que no hay que creer ciertas cosas sin tener pruebas de que sea cierto.
Autora: Cristina Mera Ramos, 6º A
Diciembre 2011