miércoles, 11 de enero de 2012

El mago y el dragón


                           El mago y el dragón
   Un día el mago Fabus, que era muy envidioso, vio un pueblo en el cual la gente que lo habitaba era muy feliz pero a él, que le daba envidia, no le gustaba.
 El mago siempre estaba enfadado y es que la envidia pone muy mal carácter, así que decidió hacer un hechizo para que no pudieran hablar, ni reír, ni disfrutar, ni ser felices. Cuando ese hechizo se cumplió, la gente del pueblo se puso muy triste, muy triste, muy triste.         
Fabus, disfrutando con lo que había hecho, salió al bosque oscuro a por cosas para      hacer los hechizos. Andando por el bosque llegó a un gran lago y de pronto...¡Apareció un dragón!   
El mago tenía pánico a los dragones, así que empezó a correr a toda prisa y el dragón corría detrás de él.
El mago corría y corría pero, el dragón lo alcanzó y le preguntó:
- Mago, escúchame, ¿por qué huyes de mi? ¿Por qué no somos amigos? Es que no tengo ninguno. Todo el mundo me tiene mucho miedo pero yo no he hecho nada malo a nadie. Yo quiero tener amigos
    Y el mago le respondió: 
  • La verdad es que no sé por qué huyo de ti. Yo tampoco tengo amigos, al contrario. Y me estoy dando cuenta de que no soy feliz con lo que he hecho.
  • ¿Qué has hecho?- preguntó el dragón.
El mago le contó el hechizo que había hecho a la gente del pueblo y que desde entonces todos estaban tristes, serios, no se oía ninguna risa... Y eso no le causaba la felicidad que él esperaba.
El dragón le convenció al mago de que la envidia hace muy infeliz al que la tiene, que rectificase el hechizo y dejase que la gente fuese feliz. Que se alegrase con la felicidad de los demás.
El mago pensó, pensó y le dijo al dragón que haría lo que él le decía, a cambio de que fuesen amigos y se ayudasen el uno al otro.
Los dos muy contentos por encontrar una solución a sus problemas llegaron a casa del mago, entonces el mago deshizo el hechizo diciendo:
   -¡Abracadara Pim Pum Pam que la gente vuelva a hablar y a ser feliz!
Cuando en el pueblo se oían risas, conversaciones y a la gente comunicándose, el mago se sintió muy feliz. Así se lo comunicó a su amigo el dragón. Juntos fueron al pueblo y vieron que la gente les quería y querían ser sus amigos.  
Y colorín colorado este cuento, escrito por Deniss Nikulin,  se ha acabado.









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